En Argentina, los aserraderos de granito de Córdoba (Villa de Soto) y San Luis (Tilizarao) han monopolizado el mercado por años. Con un modelo centrado en aprovechar la dependencia de las marmolerías locales y un posicionamiento casi hegemónico, estos actores han construido fortunas durante décadas, pero el contexto actual está acelerando un cambio drástico. Hoy enfrentan retos ineludibles:
Sobreproducción y caída de demanda, con almacenes abarrotados.
Costos operativos altos, difíciles de reducir.
La aparición de materiales globales modernos (cuarzo y piedra sinterizada) que desafían su modelo tradicional.
El problema principal no radica solo en estos desafíos externos, sino en su negativa histórica a adaptarse, bajar precios o negociar colaboraciones, manteniendo actitudes que ignoran un mercado cada vez más transparente y globalizado.
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Orgullo y estancamiento: la barrera de los monopolios
Los aserraderos de granito han basado su éxito en el control absoluto del mercado, ignorando por años cualquier competencia. Sin embargo, esta misma estrategia, que antes les otorgaba poder, hoy les impide responder a las nuevas dinámicas globales:
1. Negativa a ajustar precios o negociar stock con fallas:
Cuentan con inventarios que incluyen materiales con defectos menores (bitas, manchas o roturas) que podrían aprovecharse para proyectos estandarizados o de menor costo, como obras públicas o viviendas sociales.
En lugar de buscar soluciones, optan por acumular materiales en sus depósitos, mostrando resistencia a una estrategia más flexible y competitiva.
2. Apegados a la "vieja gloria":
Consideran su posición inquebrantable gracias al monopolio, manteniendo un enfoque de "ganar-ganar", sin considerar nuevas formas de colaboración con el mercado actual.
Prefieren amontonar el stock antes que bajar los precios o entablar negociaciones justas con marmolerías.
3. Falta de visión global:
Mientras que otros sectores de la construcción y la industria adoptan prácticas globalizadas, como alianzas estratégicas y acceso a materiales más económicos del extranjero, estos actores parecen desconectados de la realidad global actual.
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El cambio inminente: la globalización rompe el monopolio
Con la apertura de las importaciones, las marmolerías tienen ahora alternativas más competitivas y modernas que permiten reducir su dependencia de los aserraderos:
Importaciones de cuarzo y piedra sinterizada:
Estos materiales, disponibles a precios iguales o incluso inferiores al granito nacional, ofrecen opciones más atractivas para los consumidores y proyectos arquitectónicos modernos.
Transparencia y acceso a información:
En el pasado, los aserraderos podían manejar el mercado mediante información privilegiada y escasez artificial. Hoy, la globalización y la digitalización permiten a las marmolerías acceder a precios, proveedores y mercados internacionales sin intermediarios.
Adaptación del mercado:
Arquitectos y constructores prefieren materiales como el cuarzo, no solo por su estética moderna, sino porque responde a tendencias globales y demandas prácticas, dejando a los granitos nacionales en un segundo plano.
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El camino hacia la flexibilidad y la colaboración
Si estos aserraderos quieren sobrevivir y no quedar relegados como reliquias del pasado, deben dejar atrás el orgullo que ha marcado sus estrategias y adoptar prácticas más dinámicas y colaborativas:
1. Negociar con marmolerías:
Ofrecer descuentos o crear paquetes accesibles para las marmolerías podría desbloquear su stock acumulado, generando ingresos y dinamizando el mercado. Esto incluye:
Venta de materiales con defectos para obras estandarizadas.
Ofertas especiales para marmolerías que adquieran por volumen.
2. Modernizarse frente a tendencias:
Adoptar un enfoque global, entendiendo que el mercado actual exige más variedad, precios competitivos y una actitud flexible ante la negociación.
Conclusión
El monopolio que durante décadas caracterizó a los aserraderos de Córdoba y San Luis está llegando a su fin. Los márgenes excesivos, la negativa a bajar precios y la actitud soberbia no tienen lugar en un mercado globalizado, donde las marmolerías han encontrado alternativas modernas y económicas.
Las marmolerías, aprovechando su capacidad de importar y adaptarse a las tendencias, tienen una oportunidad única para redefinir la cadena de valor de la industria, terminando con el control monopólico de los aserraderos.
El mensaje es claro: el orgullo y la rigidez no son estrategias sostenibles. Es hora de abrirse al cambio o ser arrasados por él.
