La marmolería, es un sector desafiante para quienes formamos parte de él. Como pymes, enfrentamos múltiples obstáculos, desde la falta de financiamiento hasta las complicaciones del trabajo diario. Si bien hemos avanzado en tecnología, adquiriendo maquinaria moderna para mejorar nuestra producción, hay problemas estructurales que siguen afectándonos profundamente.
1. Falta de mano de obra calificada
El trabajo en marmolería no es sencillo. Cada proyecto es a medida y requiere habilidades específicas, como el pegado, engleteado y la colocación. Estas técnicas no son fáciles de dominar, y al no haber certificaciones ni formación formal, nos encontramos con un déficit de personal capacitado. Esto complica el cumplimiento de los plazos, genera estrés y, en muchos casos, obliga a los dueños a involucrarse directamente en las tareas operativas.
Además, trabajamos en condiciones difíciles: galpones con ruido, polvo, esfuerzo físico constante y riesgos laborales. Estas condiciones hacen que no sea un rubro atractivo para nuevos talentos, lo que agrava aún más el problema.
2. Enfoque excesivo en la producción de metros
Muchas marmolerías miden su éxito únicamente por la cantidad de metros producidos. Este modelo, que busca abarcar obras grandes y múltiples proyectos a la vez, no siempre es sostenible. Los plazos apretados, la falta de personal calificado y la presión de cumplir con los clientes terminan generando problemas.
En algunos casos, colegas que han intentado abarcar demasiado han enfrentado consecuencias graves: atrasos en las obras, pérdida de reputación, problemas financieros, e incluso problemas de salud por trabajar de lunes a lunes sin descanso.
3. Individualismo y resistencia al cambio
Un problema recurrente en nuestro sector es el egocentrismo. La mayoría de los marmoleros prefieren trabajar de manera aislada, confiando únicamente en un proveedor o en sus propios métodos. Hay una resistencia muy marcada a hacer alianzas o colaborar con colegas, lo que limita las oportunidades de crecimiento y de superar los desafíos juntos.
Este individualismo no solo dificulta la cooperación, sino que también perpetúa el poder de los proveedores, quienes en muchos casos han monopolizado el mercado y operado con precios altos y condiciones desfavorables para las marmolerías.
4. El potencial de las alianzas estratégicas
Las alianzas entre marmolerías podrían ser la solución para muchos de estos problemas. Uniendo fuerzas, podemos:
Reducir costos mediante compras grupales de materiales importados.
Compartir conocimiento técnico para mejorar la calidad de nuestro trabajo.
Afrontar proyectos grandes sin saturar nuestras capacidades individuales.
Es momento de superar el ego y entender que el éxito no está en competir entre nosotros, sino en colaborar para construir un sector más fuerte y competitivo.
5. La resistencia al cambio como un obstáculo al progreso
La falta de disposición para adoptar nuevos modelos de negocio, como la importación directa, el uso de nuevas tecnologías y la diversificación de productos, limita el potencial de nuestras empresas. El cambio implica riesgos, sí, pero también es la única manera de evolucionar y adaptarnos a un mercado cada vez más competitivo.
Conclusión
La marmolería es un sector noble pero sacrificado. Es hora de reflexionar sobre cómo trabajamos, de dejar de lado la competencia innecesaria y el egocentrismo, y de buscar soluciones colectivas para los problemas que todos enfrentamos. Al final, el objetivo no es solo sobrevivir, sino prosperar juntos.
